lunes, 24 de enero de 2011

En Argentina no somos vacas pero viajamos peor

 

Estoy de acuerdo, es verdad, en Argentina no somos vacas, somos más que eso.  Somos un país con un gran potencial, oportunidades y un futuro promisorio. Entonces, ¿me quieren decir porqué viajamos peor que ellas?

Honestamente, si tuviera que calificar al transporte con una escala que va de "mal" a "pésimo", yo calificaría a la forma en que se viaja como "pésimamente mal", sin temor a romper la escala transportística.

La enumeración de molestias y/o inconvenientes es por todos conocida, e ignorada por aquellos que deberían conocerla.  Colectivos repletos, con mala frecuencia por arreglo de calles, cortes, protestas, etc. y demás, como diría la hermana Victoria.

Esperás, y esperás, y esperás el colectivo y nada, nada y nada. De repente, ahí lo ves venir, reluciente, apolíneo. Pero ¿qué ven tus ojos? No es uno. Son dos, o tal vez más. La dicha te embarga. Les hacés señas, y para uno de ellos,  los demás prosiguen raudos su camino. Subís y caés en la cuenta que te tocó el que estaba más lleno. Pero no importa, porque tenés en tu mano la llave maestra que  simplifica el acceso a los transportes, esa que va a suplantar a  las inhallables monedas.

Te abrís paso entre la muchedumbre, te estirás un poco, un poquitito más. Finalmente llegás a ella, la maquinita lectora de tarjetas, tu amiga, la supresora monedística. La alegría te embarga, recuperas  tu fe en el transporte público. Todo es júbilo, nada podrá empañar este momento.

De repente escuchás una voz que rompe el hechizo, y hace que los cocheros se conviertan en ratones y la carroza en calabaza. La voz que te dice: “Mire que no me anda la de la tarjeta todavía, ponga monedas en la otra”.

Seguramente el Sr. “ADEUDADO” debe tener algún amigo que trabaja en un banco y le consigue las monedas para el colectivo. Siiii, obvio …

Besoo

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