viernes, 11 de febrero de 2011

Historia de la comunicación apenas comunicada


Creo que uno de los mejores inventos es el teléfono. Los avances que se produjeron en estos últimos años son más que asombrosos. Los hay fijos,  móviles, satelitales, IP, y no sé cuantos tipos más.
Parece mentira, hasta hace unos años (no tantos),  había únicamente teléfonos fijos y eran sólo para pocos. Lo que tornaba un tanto compleja la acción comunicacional.
En esa época si te pedían un número de teléfono dabas el de un pariente, un amigo o un vecino. Cuando te llamaban tenían que hacer una interminable introducción  explicando  quien llamaba y para quien. Porque ese pariente, vecino o amigo no recibía sólo los  llamados que eran para vos,  sino los que eran para varios parientes, vecinos y amigos. Un lío monumental.
En mi caso el teléfono mas cercano era el de mi Tía Vina, que vivía frente a casa.  El establecer una comunicación telefónica  representaba un problema o al menos cierta incomodidad. Si no era algo urgente naturalmente dejaban el mensaje, como un sms TíaVinal.
Si la persona que me  llamaba lo hacía desde un público era un verdadero problema. Porque  tenía que  esperar en línea  sin dejar de poner cospeles (fichas telefónicas de la época),  a que mi Tía  fuera en mi búsqueda y, además tener la buena fortuna de que yo estuviera en casa.
Si la llamada se cortaba, debía ponerse nuevamente en la fila (que era bastante nutrida),  y esperar su turno. Si tenía el infortunio de haberse quedado  sin cospeles (lo que era bastante común), empezaba un interminable recorrido por distintos comercios  en busca del escaso elemento. Para los que no lo hayan vivido, no lo recuerden o quieran hacerse las criaturas, puedo asegurarles que la  realidad era mucho peor que lo que puedo trasmitir en este relato.
En fin, el comunicarte era más un hecho idílico que un hecho real.
Lo único menos malo de la privatización es que se puso fin a esta situación recoleta dando la posibilidad que todos accediéramos a tan ansiado avance. Claro, cuando funciona.
Y si, las comunicaciones de antaño tenían sus bemoles, el conseguir un cospel y un teléfono público que funcionara no era tarea fácil.
En realidad ahora tampoco es fácil conseguir un teléfono publico que funcione, pero por lo menos no usamos más cospeles, usamos monedas… que tampoco se consiguen fácilmente.  En fin, no hay felicidad completa.
Buen fin de semana.
Besooo.

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