miércoles, 1 de junio de 2011

La apoderada de mi interés

A veces mi atención parece tener vida propia. Es como un ente autárquico que habita dentro de mí. Se maneja (y me maneja) con total displicencia, casi sin importarle lo que a mí me importa. Lo importante es lo que a ella le importa, y cuando algo le importa comienza la batalla para adueñarse totalmente de mi interés, haciendo que él la siga adonde vaya.

Sus métodos no siempre son los mismos. A veces es sutil, pero firme, como esas  lluviecitas molestas y constantes. Otras es imperativa, absorbente, impaciente. 

En ocasiones consigo ignorarla, aunque sólo por un rato.  Sus llamados son  cada vez  más frecuentes, insoportables, persistentes. Quiere tener un completo uso y goce, no tolera las medias tintas, las miradas del soslayo, ni las respuestas evasivas.

En esta oportunidad mi atención tuvo un interés que la atrapó,  y, obviamente, yo  fuí atrapada con ella. ¿Por qué la gente va caminando y de repente se detiene? Pero así como así, sin causa aparente, sólo detienen su marcha de repente.

Supongo que las causas pueden ser muchas: tal vez son captados por su atención. Tal vez se les complique caminar y masticar chicle al mismo tiempo, por eso se detienen, mastican, siguen su camino, y así alternativamente. Tal vez alguien se apoderó de su control remoto y sin querer apretó el stop. Tal vez el control remoto tenga las pilas un poco gastadas, o sulfatadas. Tal vez les guste hacerlo para ver cual es la reacción del que viene detrás. O para causar un choque en cadena. O para para armar tamañas galletas veredísticas,  entre los que los tienen que rodear y los que vienen del otro lado, y tienen que esquivar a los que tuvieron que rodearlos.

Tal vez otras sean las razones. Si me lo preguntan, la verdad es que saberlo no lo sé, aunque debo confesar que me gustaría y mucho. Estas son hipótesis, sin tesis ni demostración. Sólo tengo las manos llenas de conjeturas a las que arribé con mi interés captado por mi atención.

Besooo.

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