martes, 27 de septiembre de 2011

Obsesión Animal

Lo vigila, lo acecha, lo distrae y lo atrae con su sigilo. Luego se encarniza, lo rompe, lo mastica, lo pulveriza, esparce sus pedazos. El ciclo comienza una y otra vez, hasta que no queda nada, o hasta que eso que alguna vez fue, queda reducido a diminutas e irreconocibles partículas informes.
Luego él mira su obra con orgullo, la contempla por unos segundos. Y cuando advierte que alguien va a reclamarle por ese vandálico acto, huye raudo y se oculta.
No hay un porque ni un para que, o al menos no hay alguno que nadie más que él comprenda.  Tal vez sea parte de una ignorada por nosotros y conocida por él discusión bizantina, que tiene como protagonistas al sujeto frente al objeto y las consecuencias que ello acarrea. Nosotros lo desconocemos, pero las posiciones ya han sido tomadas por ellos y parecen inamovibles.
Lo único que queda perfectamente claro es que esto es entre el objeto en cuestión y él. Quizás  se sienta agredido por su presencia, o lo irrite, o lo exaspere  y desespere de tal modo que encuentre la destrucción como única salida.
Pensé que era patrimonio de los humanos, pero me equivoqué. Los animales, que  a estas alturas “casi son una subsidiaria humana” (porque somos nosotros los encargados de traspasarles algunas o ciertas  taras, mañas y manías), también lo tienen.
Así es, ellos también tienen  TOC (Trastorno Obsesivo Compulsivo). Y Marco, uno de nuestros gatos  no podía ser la excepción. No es que nuestros otros gatos y/o perros no tengan ciertas peculiaridades particulares, lo que pasa es que las de él son las más notorias y obsesivas.
Según Marco, hay algunos materiales  que no deberían existir sobre la faz de la tierra. Y él se empeña en esa tarea extintora, poniendo no un granito sino baldes colmados hasta arriba y con copete de arena para terminar con ese flagelo.
Los elementos  que Marco mas detesta en el universo, y que trata de aniquilar a mordisco limpio  son  básicamente dos: la Goma Eva y el Telgopor.
A la Goma Eva la detesta en todas sus formas, texturas y colores. Vuelca su odio visceral en objetos que van desde un conejito hecho por mí, pasando por un mouse pad hasta llegar a un par de ojotas. Todo lo que esté confeccionado en ese deleznable material tiene que ser destruido por sus dientes.
Su otro archienemigo, el Telgopor, es erradicado donde se lo tope sin importar su constitución o su densidad. Desintegra todo lo que en ese material se ha construido:  bandejas, esferas, potes, protectores de electrodomésticos, lo que sea. La saña y rapidez con la que lleva a cabo su tarea aniquiladora son asombrosas. Convierte en segundos un pedazo de ese odiado material en relleno para puf.
Otro de sus temitas Toquísticos lo tiene con las plantas en general y con dos tipos de flores en particular. Los jazmines y rosas son sus preferidos y los míos, pero por distintas razones.
Mis animales son bastante singulares,  y tienen algún que otro TOC. Ignoro si eso se debe a  información que traían en sus genes o a que son míos. Como raros, son raros, pero no son los únicos. Creo…
Besooo.

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