lunes, 12 de marzo de 2012

Confunicación

No siempre la tecnología nos une, ni nos acerca, ni nos hace comunicar. A veces pasa todo lo contrario: nos limita, nos separa, nos interrumpe y sobre todo nos incomunica. Quizás la rapidez de estos tiempos, la vorágine comunicativa hace que adquiramos deformaciones o vicios propios de estos tiempos. En ocasiones nos cuesta mantener una conversación ordenada, la ansiedad nos gana y eso nos hace no esperar apropiadamente la respuesta de nuestro interlocutor.

Interpretamos lo que él nos quiso decir, sólo escuchamos un enunciado, pero ese enunciado ¿es el enunciado? ¿Es lo que se quiso decir o es lo que nosotros entendimos? A veces esta sobre comunicación incomunicada nos toma por sorpresa, nos supera, nos turba, nos confunde. Y lo hace a tal grado y con tanta habilidad, que, con toda intención, nos hace entender algo diferente a lo que se nos está diciendo.

Es aquí donde la duda cruel acude a mi y me hace esa pregunta fatídica que no quiere ser escuchada, y mucho menos respondida. ¿Es ella o somos nosotros? ¿Quién o quiénes tienen la culpa de que el mensaje no llegue como debe llegar? ¿La culpa es de la vía por la cual llegó el mensaje?¿La culpa la tiene el mensajero que no transmitió adecuadamente el mensaje? ¿La culpa la tiene el receptor del mensaje que no lo recibió adecuadamente?

Tal vez la razón no sea una sola, tal vez las razones sean varias y muy diferentes, e incluso haya una conjunción de varias de ellas. Algo más o menos así es lo que pasó en la teleconferencia que sostuvo nuestra Presidente con Salustriana.

Salustriana es una habitante de la Quiaca con la que la Presidente sostuvo una “conversación” un tanto “peculiar”. Nuestra Primera Mandataria le pregunto a la señora en cuestión si alguna vez había viajado en subte, Salustriana un tanto desconcertada le contestó que no, que nunca. Hubo aplausos y risas, no termino de entender a santo de que venían ese expresiones, tal vez digo yo, estaba en el guión. En fin.

Después del “nunca” Salustriana hizo un primer intento de comenzar una alocución, diciendo: “Señora presidenta”… Pero dicho primer intento fue interrumpido por la presidente diciendo: “¿No querés, Salustriana, que un día vaya con el Tango 01 y te traigo a Bs. As. para que conozcas los subtes?”

Pausa. La voz de la presidente (”Vas a poder… vas a poder…”) y aplausos, tapaban la voz de Salustriana, intentando hablar con la presidente, “Señora presidenta, Señora presidenta, yo quiero hacerle una pregunta...”, le decía la mujer. “Acá necesitamos cosa más buenas que el subte…”.

Entre el eco, la mala comunicación, la lejanía, y los aplausos debidos a quien sabe que, la presidente entendió pésimo y quedó fatal. Contestándole a su interlocutora: ”No Salustriana, que voy a ser buena, soy una más, siempre me gustó ser una más…” le respondió.

La frustrada e incomunicada conversación que Salustriana intentó denodadamente mantener con la presidente es un vívido ejemplo, de lo que ha pasado entre el pueblo y los gobernantes desde que el mundo es mundo. El pueblo queriendo transmitir un mensaje contenedor de sus necesidades y anhelos y el gobernante sólo entendiendo la “parte pertinente”. Lo que a él le convenía, lo que él quería entender para sentirse confiado, seguro y sobre todo querido.

Parece mentira que ningún asesor, esbirro de turno, obsecuente, olfa, succiona calcetines o manya oreja de turno, fuera capaz, ni haya tenido el valor de decirle a la presidente que estaba entendiendo mal. Por el contrario, todos aplaudían tratando de acallar el pedido de Salustriana.

Por favor, seamos honestos, deberían dejar de hacer ciertas cosas o “prepararlas” con más seriedad. La imagen que dan es misérrima. Con ese entorno, las “campañas imaginarias de los medios hegemónicos” salen sobrando. Con amigos así ¿quien necesita enemigos, sean reales o ficticios? ¿No?

Les dejo el link para que vean el videete.

http://www.dailymotion.com/video/xpats3_cristina-y-salustriana_news

ferro

Besoo.

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