lunes, 21 de octubre de 2013

En Dios ¿confiamos?


Como dice mi papá no hay dos sin tres, ni tres sin cuatro. Ni cuatro sin cinco, ni cinco sin seis, y así podemos seguir infinitamente.
Las probabilidades están, eso es un hecho cierto. Pero aumentan negativamente y se potencian  con la desidia, la corrupción, el desinterés y la falta de voluntad política para cambiar las cosas.
Lamentablemente los accidentes del Sarmiento se nos hicieron carne y hueso. Lo que no debemos permitir es que se nos haga callo.
Los pasajeros de esa fatídica línea viajan como ganado. En vagones mal armados, construidos de manera irresponsable, con chatarra sacada de quien sabe donde. Son verdaderos engendros mecánicos, trampas mortales,  que entrañan un peligro inimaginado por quienes se ven obligados a utilizarlos.
Para quienes los “funcionarios” que los ponen a funcionar, la vida de los usuarios vale poco o nada. Ni ellos ni nadie de su familia los utilizaría ni por casualidad, entonces… poco importa.
En sus balanzas pesan mucho más otras cosas que la vida humana. Flores, Once, Castelar y de nuevo Once son sólo palabras. No toman en cuenta el impacto que estas tragedias causaron en las personas, en sus familias y en todos nosotros.
Cuando nos preguntamos y les preguntamos hasta cuando, no hay respuestas, solo escusas y evasivas. Lo que hace que los ojalas como expresiones de deseo, cedan el paso a los suspicaces tal vez. Surgiendo los tal vez esto convenga a alguien, tal vez por eso no se termine este estado de cosas, tal vez a ellos nada de esto los conmueva ni les importe, tal vez…
En fin, los pobladores de zona oeste van a tener que seguir arriesgando su vida y viajando en esas latas mal armadas. Lo unico que les queda es encomendarse a Dios e invocar al angel de la guarda cuando suban a ese maldito tren.
Por ellos y por nosotros:”Angel de la guarda dulce compañia no nos desampares ni de noche ni de día. Angel de la guarda dulce compañía si nos desamparas nosotros moriríamos”
Besooo
ferro

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