miércoles, 16 de octubre de 2013

Hijos de…

 

Inspirada por el miércoles, y por la actitud de ídem que tuvo el tristemente célebre diputado (cuyo único mérito es su linaje), me puse a pensar. Mi cabeza anduvo por acá y por allá. Hizo una serie de asociaciones libres, y me hizo llegar a la siguiente conclusión:  todos somos hijos de.

Claro me dije, todos somos hijos de alguien. Presente o ausente todos alguna vez tuvimos un progenitor. Ese es un hecho cierto y real que todos los seres humanos tenemos en común.

Pero aparentemente algo nos diferencia, hay hijos de…, e HIJOS DE… Es decir hijos de… de primera e hijos de… de segunda. La mayoría de nosotros encuadramos en esta categoría. Categoría que es mirada desde arriba y con desdén por los otros hijos de..

Tal vez parece un poco confuso aunque no lo es. Los hijos de… viajamos como ganado en transportes que son una verdadera trampa mortal. Tenemos empleos buenos, malos, regulares, o peores.

Los HIJOS DE… viajan sólo en autos de alta gama. Tienen buenos trabajos por que en general nos los sacan a nosotros. No por capacidad sino por linaje. Ocupan cargos como directores, directivos, diputados, senadores, etc.

Los HIJOS DE… cobran sueldos millonarios que pagamos nosotros a través de nuestros impuestos. Aunque ellos no se olvidan de nosotros, los modestos hijos de… No eso jamás,  como contraprestación piden correctivos, castigos, y nos toman permanentemente el pelo.

En fin, cuanto pan duro tenés que comer criatura para llenar el lugar donde estas. Cuanto zapato gastado en el asfalto te falta para señalarnos y hablar de nosotros.

Madurá, crecé, olvidate de lo que te hicieron creer, y cuando lo hagas volvé. Así vas a poder invocar algo que seas por vos mismo y no por tus viejos. Que dicho sea de paso si te vieran les darías una vergüenza atroz.

Tenés todos los vicios y malas conductas  de  la vieja escuela.  Sos el vivo ejemplo del pésimo político ciego, sordo, mudo, autoritario y sobrador. Sos parte de una política pasada de moda contra la que ellos se revelaron.

Como decía una máxima de mi abuela Máxima: “No sólo hay que serlo, sino también parecerlo”.

Besoooo

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